Marrano Rosa: la Arena Monterrey flotó en psicodelia
Marrano Rosa: la Arena Monterrey flotó en psicodelia
El pasado 25 de septiembre, la Arena Monterrey fue literalmente una nave espacial. Ahí estaba Marrano Rosa, la banda que ha hecho de revivir a Pink Floyd un ritual sonoro y visual que te lleva a otra dimensión. No exageramos: hubo momentos en los que la frontera entre tributo y viaje astral se borró por completo.
Las luces arrancaron, los visuales comenzaron a danzar por las paredes y, de pronto, los primeros acordes de “Shine On You Crazy Diamond” se sintieron como una invitación a dejarse llevar. El público —desde rockeros veteranos hasta morros que crecieron escuchando The Dark Side of the Moon en Spotify— se dejó arrastrar en una ola de nostalgia y magia.
El setlist fue un recorrido por lo más sagrado del catálogo floydiano: “Time” marcó los relojes internos de todos los presentes, “Wish You Were Here” desató abrazos entre compas y parejas, “Comfortably Numb” soltó lágrimas discretas, y “Another Brick in the Wall” encendió un coro masivo que convirtió la Arena en un salón de clases rebelde.
Pero más allá de las canciones, lo que hace grande a Marrano Rosa es la atmósfera que construyen: pantallas con visuales hipnóticos, luces que parecían respirar con la música y una ejecución tan precisa que a ratos era imposible no cerrar los ojos y sentir que estabas frente a los mismísimos Pink Floyd.
Al final, la Arena quedó vibrando en otra frecuencia. La gente salió flotando, sonriendo, como si hubieran asistido no a un concierto, sino a una ceremonia que demostró algo claro: la música de Floyd es eterna, y Marrano Rosa sabe cómo mantenerla viva con respeto, poder y un toque muy regio.
Fotografías & Nota: Orlando Limón
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