Desde el primer minuto, el venue se transformó en un mundo mágico: luces brillantes, personajes enormes, coreografías energéticas y visuales súper coloridos hicieron que toda la arena —desde los peques hasta los papás— estuviera brincando y cantando.

Lara lanzó una lluvia de alegría con éxitos como “Rhenné”, “Todo Tiene Tambor” y “Mi Perrita Se Llama Galleta”, que hicieron que miles de voces chiquitas corearan como si fuera su primera boyband. El show también incluyó lluvia de papelitos, pelotas gigantes que recorrieron las gradas y un ambiente que parecía pura fiesta familiar.

La producción estuvo a nivel de cualquier artista top: pantallas llenas de animaciones, bailarines, interacción con el público y esos momentos “aww” que solo Lara puede crear cuando habla con sus fans más pequeños.

Para ser su primera vez en Arena Monterrey, la respuesta fue enorme: energía, emoción y un “quiero volver” que se escuchaba una y otra vez al salir.

Lara Campos confirmó con este concierto que su magia ya creció a nivel arenas… y que su universo de colores apenas va arrancando.