Desde que abrió con Borro Cassette, quedó claro esto era una fiesta XXL. El Pretty Boy nos paseó por todos sus moods: la pasión intensa de ADMV, el corito llorón de Hawái, y las vibes románticas con Felices los 4. Entre canción y canción, Maluma se movía por el escenario como si estuviera en su sala… pero con 10,000 personas viéndolo.

Luego vino la parte dirty: 4 Babys, Vente Pa’ Ca, Cada Quien y Cocoloco fueron la excusa perfecta para que la Arena brincara, bailara y coreara como si fueran las 3 AM en un antro de Medellín. Hubo confeti, hubo fuegos artificiales y hasta un par de miradas cómplices con el público que hicieron gritar más fuerte que el mismo sonido del lugar.

La noche cerró con Sobrio, pero irónicamente, nadie salió sobrio de tanta euforia. Fue una mezcla de nostalgia, fiesta y puro espectáculo premium. Si estabas ahí, sabes que no exageramos: Maluma no solo dio un show… nos dio una experiencia que vamos a presumir en historias de Instagram hasta que se nos acaben los megas.