1. Porque sus conciertos son terapia con ritmo

Si ya andas cargando tu berrinche existencial del mes, aquí mínimo te lo bailas.
Alan Sutton y las Criaturitas no solo tocan: te narran historias, te hacen reír, te sueltan un balazo emocional y luego te abrazan con otro verso.
Es como ir al psicólogo, pero con banjo y luces.

2. El setlist te pega directo a la nostalgia

Si creciste con el “qué estoy haciendo con mi vida” como soundtrack diario, esta banda es para ti.
“No tengo hambre, tengo ansiedad”, “Oye, tú”, “Todo esto es un montón” y demás himnos que… cof cof, todos hemos posteado indirectamente.
En vivo se sienten EL DOBLE.

3. El show es tan teatral que parece un musical en el que sí quisieras actuar

Alan y las Criaturitas no solo cantan… actúan, cuentan, dramatizan y se avientan escenas completas.
Es música + teatro + stand-up accidental + vibe de “obra escolar pero con presupuesto”.
Un caos hermoso y perfectamente planeado.

4. Monterrey es de sus plazas más intensas

No lo decimos nosotros, lo dice el eco del Escenario GNP cuando todo el mundo grita:
“¡TENGO GANAS DE HACER UN BERRINCHEEEEE!”
La energía regia siempre hace que estos vatos se suelten más, improvisen más y den un show más largo.
(Cosas que la CDMX no puede presumir… cof cof.)

5. Porque esta banda está creciendo A LO BRUTO y probablemente no los vuelvas a ver en un venue así

Cada año jalan más gente, más streams y más TikToks de gente llorando en silencio con sus rolas.
Si quieres decir “yo los vi antes de que llenaran venues gigantes”, esta es tu ventana.
Después no digas que te avisamos.